martes, 8 de junio de 2010

La doctrina del miedo


Lastimosamente el miedo siempre es más grande que la esperanza. El temor de un pasado que no se quiere repetir, y el escepticismo a lo que puede llegar a ser mucho mejor, triunfa frente a las cosas nuevas y a veces desconocidas que el destino nos pone al frente invitándonos a tomarlas mientras creemos en ellas. Esa frase que reza que es mejor malo conocido que bueno por conocer aplica perfectamente a lo que vive actualmente Colombia. Una considerable mayoría prefiere seguir viviendo con lo que ellos consideran que está bien, en ese espejismo que se ha convertido la tranquilidad del colombiano común -ese que cree que mientras pueda ir a la finca en el carro y sin el riesgo de caer en una pesca milagrosa no hay ningún problema-. Pero el problema no es sólo eso. Lo grave es que le cierren la puerta al cambio. Un cambio que en estas elecciones no sólo estaba representado en Antanas Mockus, con su propuesta de apostarle fuertemente a la educación y la legalidad, sino que también tenía representación, un poco más radical, en el candidato del Polo Gustavo Petro y un poco más “liberal” a Rafael Pardo.

La seguridad ha tomado el papel principal en la agenda nacional desde El gobierno de Pastrana y su infortunado proceso de paz con las FARC. Aprovechando el desastre aparece Álvaro Uribe con su figura mesiánica, y con su “mano firme y corazón grande” devuelve la tranquilidad al pueblo que veía como un grupo de bandidos ponía en peligro la vida de todos. Pero de Uribe ya tendré tiempo para escribir y contar por qué creo que no fue el excelente presidente que todos creen que fue.

Tomando la bandera Uribista, aparece la figura de Juanma, el ministro estrella y estrellado del gabinete. El responsable de la cartera que maneja el tema de seguridad y quien tuvo aciertos tan publicitados como la operación jaque, pero quien también estuvo involucrado en escándalos tan graves como el asesinato de miles de jóvenes a manos del ejército. Los falsos positivos. Él encarna el lado más oscuro del presidente, es quien asegura un continuismo maquiavélico de las políticas estrellas del actual gobierno y además, como nueva frase de batalla, es quien promete un gobierno de unidad nacional, que para muchos, en los que me incluyo, sería el renacimiento del frente nacional, un retroceso descomunal en las aspiraciones nacionales de consolidar una democracia en la que participemos todos. Qué lejos que estamos..

Volviendo al miedo y, que coincidencia, hablando de Santos, debo comparar la actualidad política colombiana con lo que sucedía en los Estados Unidos en la era Bush luego de los ataques terroristas del 9-11, cuando el miedo que primaba en los votantes reeligió al presidente republicano. Las consecuencias todos las conocemos, el anterior gobierno gringo salió por la puerta de atrás, con una aceptación popular bajísima luego de muchos escándalos relacionados con violaciones de derechos humanos en las estúpidas guerras de Irak y Afganistán, hechos que le abrieron la puerta de par en par al demócrata Obama. Eso nos debería servir de escarmiento a los colombianos. Elegir por miedo, por seguir inmersos en una seguridad ficticia, no es el camino y mucho menos cuando se tiene la convicción de que todo vale – El fin que justifica los medios- ¡Qué miedo!


No voy a decir que los Santistas son ignorantes porque al fin y al cabo hay que respetar las opiniones de todos, ellos tendrán sus razones que pueden llegar a ser válidas. Además esto es, así no parezca, una democracia y yo aun creo en ella. Aunque aclaro que el respeto y la tolerancia se me acaban cuando escucho o leo comentarios que descalifican a un candidato basados en hechos intrascendentes o en su vida privada. Los que hacen eso no son ignorantes, son imbéciles.

Faltan dos semanas y la suerte de Colombia está en las manos de todos nosotros, en los que creemos que todo puede de verdad ser mejor. Como es más que obvio, yo me la juego por la educación y la legalidad. Ese es el camino que este país, tan acabado por las mafias, la corrupción, las picardías y sobre todo por la indiferencia, necesita tomar. Yo voy con Mockus y Fajardo porque la doctrina del miedo no puede ser otra vez la vencedora. El camino es la esperanza.

Y en la ñapa de hoy, viene Juanma en una ronda de chistes

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