miércoles, 2 de junio de 2010

¿Estamos tan lejos?

Desesperadamente veo como se nos escapa la posibilidad de empezar un sueño. Tener una Colombia legal es, por ahora, lo único que quiero. Y digo por ahora porque es sólo el primer paso que debemos dar. La legalidad debe ser la piedra angular del renacimiento de nuestra democracia, pues es sobre ésta en donde se empieza a construir un verdadero país.

El pesimismo que nos llega a los soñadores es algo más que lógico. Los casi 7 millones de votos que alcanzó el señor (?) Santos fueron la confirmación de la cruda realidad colombiana que está conforme con lo que sucede día a día, y cree que todo está marchando sobre ruedas, cuando en realidad somos un camión, sin frenos, que avanza velozmente hacia un precipicio.

Reconozco dos cosas: La primera es la capacidad de Antanas para liderar el cambio, sobre todo cultural, que necesitamos. Él más que nadie tiene la autoridad para ilustrarnos, con su ejemplo, el cómo de las formas que necesita el ser humano para ser legal. Pero de aquí se desprende la segunda cosa, y es que el profesor es eso, un profesor, y no un político (o un politiquero?). La audacia del político de raza muchas veces roza la trampa y la picardía, hasta convertirse en ocasiones en mentiras y juego sucio. Mockus, por sus principios, es incapaz de caer en ese juego y peca, con suficientes razones, de ingenuo. Su discurso no es envolvente ni mucho menos convincente; sus formas son extrañas para la mayoría e inentendibles para los imbéciles. Quiero decir, entonces, que de ser Antanas Mockus un político común muy seguramente tendríamos una competencia más cerrada, como también lo sería de ser Juan Manuel Santos un poco más persona.

Está planteada así la carrera presidencial: el candidato de las maquinarias tradicionales, de la familia poderosa, de los medios de comunicación, del continuismo perverso y de los falsos positivos, contra el candidato transparente, que le apuesta a la renovación cultural y que cree tanto en la política limpia, que es incapaz de firmar un pacto político con los partidos derrotados para evitar perder el rumbo escogido. Él prefiere, como muy bien lo dijo, una alianza ciudadana, en vez de la repartición de la torta burocrática. Muy bien por mi profesor (y ojalá mi presidente). Puede que lo tilden de bobo por no aprovechar el papayaso de pelear con toda esta segunda vuelta. Pero si nos toca perder, es mejor hacerlo dignamente.



Nota: La pelada de la foto es la hija de Fajardo :K

2 comentarios:

  1. A carachas, esta como querida la muchachita

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  2. Buena nota........ lástima que ganaron las picardías :(
    Me provoca llorar a cántaros, pero reservo mis lágrimas de tristeza al Rey de Corazones y a las posibles inquilinas de mi corazón.
    Para mi patria llevo mi sentimiento de tristeza hasta nudo en la garganta y ojo chocolatoso. Desde así he estado desde el domingo desde las 18h.

    PS. Si la hija de fajardo está muy linda. La vi en los videos de cierre de campaña!

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