martes, 11 de octubre de 2011

El Gran León


Lo dije por Twitter: nunca me había emocionado tanto con un partido de la Selección. Bueno, tal vez esté exagerando. La alegría de ganar la Copa América, tras ese cabezazo inolvidable de Iván Ramiro Córdoba, también fue muy alta; la participación en el Mundial de Francia 98, cuando mi casa se engalanaba con bombas tricolores y toda la familia llegaba, vestida de amarillo, para ver jugar a los muchachos también fue un gran momento. Son bonitos recuerdos, sin ninguna duda. Pero el gol de Falcao me hizo vibrar de una manera que no recuerdo. Quizá también celebré de manera parecida el gol de Jackson, en esa tarde soleada en el Atanasio por las eliminatorias pasadas, cuando minegro lindo marcó ese gol que abrió el marcador ante un aguerrido Ecuador. Pero ese gol lo celebré con la camiseta del Rojo por debajo. Era la reivindicación del goleador del torneo, el ídolo del Medellín, que llegaba a la Selección con la prensa capitalina en contra. Fue un grito de amor y de desahogo. El de Radamel, no. El gol de Falcao fue un suspiro, una sonrisa, un orgasmo. Fue la graduación de Leonel, con honores. Fue la confirmación del milagro de Remedios. Fue su elevación, en la altura de La Paz.

Con Leonel llegó la verdadera unidad nacional. Excepto alguna prensa negativa y algunos comentarios fuera de lugar, la llegada del León de Zamora al banquillo patrio solo despertó buena energía. Colombia por fin se ponía de acuerdo en algo: en que él era el hombre, el elegido, el que necesitábamos. Y la Selección Colombia volvió a ser ese ente capaz de volvernos uno solo. Volvió a convertir a todo un país en creyente de un proceso que inició, como nunca había sucedido, con un triunfo en una plaza imposible. Tan imposible, que hasta el mejor jugador del mundo, el enano argentino que le dicen la Pulga, dijo después de un partido en el que fueron goleados en ese mismo campo que “jugar aquí es imposible”. Pero para Leonel y su enorme corazón, nada es imposible. Y sus jugadores, contagiados de su fuerza, creen lo mismo que él: no hay nada imposible. Y ganaron, frente a todos los pronósticos, en el campo imposible, llenándonos a todos los colombianos, deseosos de volver a un mundial, de un sueño que ahora vemos posible.

Por eso no recuerdo haber sentido esto por la Selección. Porque no tuve la suerte de tener consciencia con aquella selección de principios de los noventa, que despertaba todas las pasiones de un pueblo golpeado por el narcotráfico y la guerra. Y justo, en esa selección que tanto recordamos, jugaba el hoy técnico, Leonel Álvarez. El inmortal 14, el de la melena, el Papito, el Putas; el único capaz de llevar las riendas de este equipo de 45 millones de jugadores e hinchas.

Gracias, Leonel.

@David_Araque

3 comentarios:

  1. Habla muy bien de vos que te refieras a Messi de una manera tan poco respetuosa...

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  2. Tengo entendido que a Lio le dicen "enano", "Pulga"...
    Perdone si le incomodó el apelativo. Para Messi, solo admiración.

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  3. Bien, ya entendí porque dices que no te había emocionado la Selección como ayer. Yo sí tuve la suerte de crecer con el equipo de los 90s. Lo recuerdo con mucha nostalgia, era un equipazo! Pero hoy tenemos muy buen equipo y un señor técnico. Con él hay esperanza, me veo en Brasil 2014.

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