jueves, 3 de febrero de 2011

Déjenlo morir en paz


Estoy harto de la polarización que reina en el país. Aún hoy, cinco meses después de la salida de Uribe de la Casa de Nariño, sigue siendo él el tema central (y pareciera que el único) de la agenda de la opinión Nacional.
Semana tras semana, el Periodismo doméstico sigue provocando el fuego con sus columnas llenas de odio hacia el ex-mandatario. No hay dudas en que era él quien se encargaba de dividir al país con su discurso venenoso, pero de lo que tampoco tengo reparo alguno es que son ellos, los columnistas, con su sermón cansino y repetitivo, los que resucitan ese dañino estilo que tanto daño le ha hecho al país desmembrándolo y partiéndolo en dos: Izquierdas y derechas; Guerrilleros y Paramilitares; Uribistas y AntiUribistas; 'Colombianos de bien' y mamertos; Etc.

Por su parte, Uribe twittea y twittea, como dando locos manotazos para no ahogarse en el olvido al que se dirige sin detenerse. Ese olvido en el que caen todos los expresidentes al verse superados por su sucesor. Y mientras tanto, con su opinión, los columnistas lo único que hacen es lanzarle los salvavidas que necesita y que ni el mismo Juan Manuel Santos ha querido arrojarle.


Así, lastimosamente, es la oposición la que mantiene vivo a Uribe. ¿Cuándo se darán cuenta de eso?

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